Cada tipo de servicio gastronómico tiene su propio ritmo, estilo y experiencia de consumo. No es lo mismo servir un brunch relajado que ofrecer tapas en un bar de rotación rápida o cócteles en un ambiente sofisticado. Por eso, el mobiliario debe adaptarse a las dinámicas específicas de cada concepto para potenciar la funcionalidad y reforzar la identidad del local.
Brunch: comodidad y versatilidad
Los espacios destinados al brunch suelen ser luminosos, acogedores y con aire relajado. El mobiliario ideal incluye:
- Mesas amplias para compartir
- Sillas cómodas o tapizadas, ya que la estancia suele ser larga
- Bancos corridos o rinconeras para aprovechar mejor los espacios
- Acabados claros y naturales, como madera maciza en tonos suaves
La clave es generar un ambiente “instagrameable” y relajado.
Coctelería: elegancia, altura y dinamismo
En un bar de cócteles el protagonista es el ambiente nocturno, sofisticado y con movimiento. El mobiliario debe reforzar ese estilo:
- Taburetes altos con o sin respaldo, ideales para la barra
- Mesas altas tipo bistró para favorecer la interacción
- Tapizados oscuros o materiales nobles como cuero y nogal
- Diseño estilizado, moderno o retro chic según la temática
Aquí importa tanto la estética como el confort en periodos cortos de tiempo.
Tapas: agilidad y rotación eficiente
Los bares de tapas requieren un mobiliario práctico, resistente y fácil de mover, ya que se busca rotación rápida y espacios funcionales:
- Mesas pequeñas o modulares que se puedan unir según necesidad
- Sillas ligeras y apilables que permitan reorganizar el espacio
- Taburetes bajos o medianos para zonas más informales
- Materiales duraderos y fáciles de limpiar, como madera tratada o barnizada
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